¡Somos peregrinos y estamos requetebién por fuera de chocolate, por dentro de cacahué!
El chocolate puede ser mugre o un moreno intenso, todavía dudamos.
La etapa de hoy ha sido más cortita, 21km de camino.
Hemos comenzado subiendo mientras amanecía, viendo las lucecitas de los pueblos a nuestros pies y las nubes todavía dormidas entre los valles. Ha sido una subida fuerte para ser primera hora (50m de subida durante 400m), eso sí, nos ha pasado por delante (como siempre) el milagro vasco: es un grupo de chavales más jóvenes que nosotros que caminan a una velocidad vertiginosa mientras charran y charran sin sacar la lengua, sin fatigarse y sin dar un paso más débil que otro. Son impepinables y merecían ser nombrados.
Ha sido una de las partes más bonitas del Camino, desde luego. El amanecer y las vistas a esa altura han valido la pena.
Sin embargo, todo lo que sube tiene que bajar, y creo que eso ha sido la peor parte, en especial los 5/6km finales, que han sido los más intensos. Los dedos de los pies dan constantemente contra la bota, las rodillas sufren y las espinillas y los muslos se cargan hasta entumecerse.
Pero hemos sido unos campeones. Hemos llegado a las 11:55, una hora antes de que abriese el albergue incluso. Así que hoy hemos tenido cama, ducha y un lugar decente nada más llegar. El albergue es un sitio muy bucólico. Está en medio de un campo con flores amarillas y blancas y un burro precioso que me ha enamorado haciendo la croqueta.
Datos del Albergue de la Xunta de Galicia en Triacastela:
-6€.
-56 plazas en habitaciones de cuatro.
-4 duchas para cada género. 4 váteres para cada género.
-Secadora (1€), lavadora (4,40€).
-Zona de reposo con sillas y mesa estilo invernadero.
-Bancos alrededor del albergue.
-¿He mencionado ya al burro?
Además, al llegar al albergue hemos conocido a más peregrinos y rápidamente se ha formado un ambiente muy agradable. Claro, el enemigo común (el cansancio) siempre une más.
Mañana seguiremos informándoos de nuestras andanzas en estas tierras llenas de verde, humedad al 80%, vacas y gaitas. GAITAS. Que yo pensaba que eso era sólo en la tele. Que es como si yo llego ahora a Zaragoza y no paro de oír castañuelas, ¿a que no? ¿A que eso no pasa? Pues aquí sí se oyen gaitas. Bienvenidos a Galicia. Y nos lo decimos nosotros mismos porque también tenemos que decir que en lo que llevamos en esta comunidad, la hospitalidad ha decrecido en proporción inversa al precio de las cosas.
Así es la vida.
¡Muchas gracias por los ánimos, los comentarios y estar pendientes de nosotros! ¡Así da gusto viajar!
Y a este equino no le has puesto nombre?
ResponderEliminarMuxo animo. K ya empieza la bajada suave!
Ahh, la gaita, la gaita... Ese noble instrumento que rivaliza con el rebuzno de Manolito (ya le he puesto nombre al pollino....)
ResponderEliminarMe parece muy bien vuestra travesía, pero no que llames burro al pobre Dani...
ResponderEliminarAlguien tenía que decírselo D:
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